jueves, 26 de febrero de 2015

La Escuela Moderna. Enseñanza Científica y Racional

Por la libertad, sangro, lucho, pervivo...
(Miguel Hernández - Por la Libertad)


En la primera detención de Francisco Ferrer i Guardia en 1906, desde la cárcel dijo:
"La Escuela Moderna pretende combatir cuantos prejuicios dificulten la emancipación total del individuo, y para ello adopta el racionalismo humanitario, que consiste en inculcar a la infancia el afán de conocer el origen de todas las injusticias sociales para que, con su conocimiento, puedan luego combatirlas y oponerse a ellas. el estudio de cuanto sea favorable a la libertad del individuo y a la armonía de la colectividad, mediante un régimen de paz, amor y bienestar para todos sin distinción de clases ni de sexos"




Francesc Ferrer i Guárdia nació en Alella, el 10 de enero de 1859 y murió en los fosos del Castillo de Montjuit en Barcelona, el 13 de octubre de 1909. Vivió en el seno de una familia católica y monárquica, hecho que junto con la educación recibida (fundamentalmente religiosa) le servirá para la fudamentación de su escuela. Con tan solo 14 años, abandona el domicilio familiar y comienza a trabajar en Barcelona como contable  en un comercio, cuyo propietario, perteneciente al Patronato de ideales progresistas y republicanos, le apuntan a charlas nocturnas impartidas en los ateneos y le inició en los ideales republicanos.

Durante la I república, Ferrer participó con entusiasmo en experiencias de educación popular Sus ideas librepensadoras le llevaron pronto al anarquismo, tendencia en la que desarrolló una gran actividad. Además, se caracterizó siempre por la vehemencia con que difundió sus mensajes anticlericales. En 1886 apoyó el pronunciamiento militar del general Villacampa, partidario de Ruiz Zorrilla, cuya finalidad era proclamar la República, pero al fracasar éste tuvo que exiliarse en París, acompañado de Teresa Sanmartí

En París descubrió su vocación pedagógica y desarrolló una brillante carrera al frente de la escuela laica que él mismo había fundado, bajo el influjo de Jules Ferry, quien, como ya hemos estudiado, alentaba la escuela pública, laica y gratuita. Se ganó prestigio internacional como pedagogo librepensador y enemigo del oscurantismo que por aquel entonces dominaba la enseñanza religiosa en España.

En estos momentos maduraba sus conceptos de educación anarquista y en el proyecto de la Escuela Moderna, basada en el positivismo, para ponerlos en práctica a su vuelta a España.

En agosto de 1901, regresó a Barcelona, en donde se instaló y creó la Escuela Moderna, un proyecto práctico de pedagogía libertaria. Se trataba de una escuela de ideario racionalista, igualitaria, laica, no coercitiva y considerada por su fundador, como natural. El proyecto, que comenzó con 30 alumnos, tenía para 1906 más de 30 escuelas relacionadas con el movimiento. Se impulsó una pedagogía racional, con un alumnado mixto, y en la que se abolieron prácticas retrógradas, como el sistema tradicional de castigos.

Por este hecho podemos observar la gran importancia y aceptación que sus ideas pedagógicas suscitaron entre la población,  asustando, en cierta manera, a los elementos conservadores y acarreándole la enemistad de la iglesia católica y de muchos estamentos oficiales, que consideraron a las escuelas laicas como una amenaza para sus intereses y las ideas educativas del momento.

Hasta 1909, la Escuela Moderna fue clausurada repetidas veces y sufrió la persecución de los sectores políticos y religiosos más conservadores de Barcelona, que intervinieron directamente contra la escuela y contra Ferrer i Guardia, cuando en 1906 uno de sus profesores, traductor y bibliotecario de su centro educativo, Mateo Morral, fue implicado en el atentado contra Alfonso XIII,  el 31 de Mayo de 1906, día de su  boda, cuando la comitiva real pasaba por la calle Mayor madrileña lanzó una bomba que provocó la muerte de veintitrés personas. Las autoridades clausuraron la escuela y se abrió un proceso a Ferrer i Guardia,  fue detenido y juzgado y del que quedó en libertad en 1907, ya que no se reunieron pruebas concluyentes contra su persona.

Al no poder reabrir la Escuela Moderna, se trasladó a Francia y a Bélgica; donde fundó la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia, continuó en París con la edición del boletín de la Escuela Moderna y editó la revista de la Liga L'Ecole rénovée en Bruselas.

Ferrer i Guardia regresó a Barcelona de nuevo y vivió allí hasta que fue detendio en 1909 acusado de haber sido el instigador de la rebelión obrera y popular contra la Guerra de Marruecos, conocida como la "Semana trágica". Tenía en contra la monarquía, el gobierno y la iglesia; fue hallado culpable, y condenado a la pena capital, sin que las garantías procesales ni las pruebas aportadas en su contra dejaran una indudable sensación de que se había hecho justicia. Murió fusilado en la prisión del castillo de Montjuic, el 13 de octubre de 1909. Se negó a que se le vendaran los ojos, gritando en el momento de ser fusilado sus últimas palabras, no acabadas porque la fusilería lo acalló: "Soldados, vosotros no tenéis la culpa. Apuntad bien. ¡Viva la Escuela Moderna! Muero inocente y feliz de...". Nunca se demostró que fuese culpable de lo que se le imputaba.

La escuela moderna

En 1901 se abría en Barcelona, un centro educativo llamado la Escuela Moderna, que pretendía trasformar la experiencia pedagógica en sentido crítico, laico, racionalista y libertario. Esta escuela atrajo a catedráticos de prestigio de la universidad como Ramón y Cajal y  a profesores muy bien valorados. En palabras de Ferrer i Guardia, esta escuela pretendía que los niñas y las niñas tuvieran “una insólita libertad, se realizarán ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistirá en el equilibrio con el entorno natural y con el medio, en la higiene personal y social, desaparecerán los exámenes y los premios y los castigos”.



Principios de la escuela Moderna

  •  Enseñanza racionalista: frente al dominio que ejercía la Iglesia católica sobre la vida cotidiana del pueblo con su moral y su visión del mundo, Ferrer cree que la Ciencia será la base sobre la que se construirá el nuevo hombre libre. Su escuela se basará en el positivismo. Además de esto la educación moral también se encontraba dentro de sus propósitos.
  • Coeducación: en la mayoría de las escuelas de este momento, se separaban a los alumnos según su sexo. Ferrer apuesta por la educación de sexos, para que ambos tengan la misma educación y entre ellos se complementen.
  •  Coeducación de clases sociales: Ferrer proponía la coeducación de pobres y ricos, que ponía en contacto a unos y a otros desde la infancia.
  • Importancia de la higiene: en las escuelas de la época premiaba la suciedad, hecho que hacía que los alumnos cayesen enfermos, debido a esto se promueve este movimiento higienista dentro de la Escuela Moderna, donde era necesario la existencia de salas amplias, de luz abundante y aire puro, donde los escolares estuviesen protegidos y cómodos.

  • Valor del juego en el sistema de aprendizaje: el juego es indispensable para los niños como forma de libre desarrollo frente a las escuelas tradicionales.  Además de esto en sus clases se emplea la experimentación y la observación a través de la realización de clases al aire libre

  •  Rechazo de premios y castigos: si se parte de la educación en solidaridad y en igualdad, no se debía crear una desigualdad nueva, y por tanto, en la Escuela Moderna no existen los premios, ni castigos, ni exámenes.
  • Es de suma importancia, para la Escuela Moderna, la preparación de los maestros y una vida y sueldo digno para ellos.
Como ya hemos nombrado anteriormente, el éxito de la Escuela Moderna fue considerable. Comenzó el curso de 1901 con 30 alumnas y alumnos y en 1908 existían diez escuelas modernas sólo en la ciudad de Barcelona que contaban con un número aproximado de 1.000 alumnos.

El asesinato ilegal cometido por el Estado español en 1909 terminó con Ferrer pero no consiguió, ni mucho menos, detener el impulso que ya había tomado el modelo pedagógico racionalista que durante 30 años tuvo una gran importancia para la historia educativa de la clase obrera en España y en especial para el influyente movimiento anarcosindicalista. Dicho impulso saltó las fronteras establecidas y además de extenderse por Cataluña, Valencia, Andalucía, Madrid, etc. también llegó a Suiza, Bélgica, Portugal, Argentina, Estados Unidos y Brasil, entre otros lugares.

Hechos que ahora consideramos unos grandes valores que deben ser aceptados por todos y todas: higiene, coeducación (de sexos y clases sociales), racionalismo, actividades lúdicas y aprendizaje, solidaridad, igualdad, libertad,  etc., se han podido conseguir, como muchas otras cosas, gracias al empeño, al esfuerzo, a la persecución incluso con su vida, de esos grandes avanzados pensadores y pedagogos de los siglos XIX-XX. Aunque lamentablemente, su entrega y su ideario, supusiera para algunos, una provocación y un riesgo social. Ferrer i Guardia fue un gran avanzado, un gran humanista, con unas lógicas ideas pedagógicas de libertad y justicia que llamaron la atención de sus defensores, y desgraciadamente, asustaron a sus detractores. Parece que la libertad y la justicia, esos valores tan comentados y tan utilizados por todos, siempre han dado miedo a los que no saben utilizarlos y amparándose en su poder pretenden doblegarlos.


 “Su crimen fue ser republicano, socialista, librepensador; su crimen fue haber creado la enseñanza laica en Barcelona, instruir a miles de niños en la moral independiente, su crimen fue haber fundado escuelas”. Carta abierta de Anatole France (1844-1924)

miércoles, 25 de febrero de 2015

Defendiendo lo público

Todavía existen personas que les molesta que tengamos derecho a acceder a la universidad, sobre todo a la pública


viernes, 20 de febrero de 2015

Por una escuela pública, laica y gratuita


Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
(Antonio Machado)

Jules Ferry (1832-1893) fue ministro de Instrucción Pública y Presidente del Consejo de Ministros en Francia; le hubiera gustado consagrase en la enseñanza, sobre todo, según su biógrafo Reclus a la más difícil pero a la vez la más preciosa de las enseñanzas: la enseñanza primaria. Estableció un sistema de enseñanza pública, laica, obligatoria y gratuita, por lo que se ganó la enemistad del clero. Dirigió a los maestros en 1883 una carta, cuyos postulados, más de un siglo después de su publicación permanecen de rabiosa actualidad, especialmente en los convulsos momentos educativos en los que nos encontramos en la actualidad en España.

La carta era un procedimiento de comunicación, no solo como medio para dictar disposiciones, sino también para expresar intenciones, posiciones políticas, valoraciones, etc.


Es una carta llena de ilusión innovadora, ya que se provenía de una escuela basada en el Antiguo Régimen donde la iglesia tenía un papel fundamental en la educación. Eran los párrocos los que tenían una misión de inspección y dirección moral en las escuelas públicas, promovido por la Ley Falloux de 1850.  En este contexto llega Jules Ferry al ministerio de Instrucción Pública en 1879, y le costará 5 años el realizar la profunda revolución plasmada en las sucesivas leyes escolares laicas; contexto en el que escribe la Carta.

En la carta se establece como primer plano la enseñanza moral y cívica, dejando de lado cualquier dogma particular, ya que la instrucción religiosa “pertenece a las familias y la iglesia y la instrucción moral a la escuela”. Este hecho aparece recogido, como nos narra Ferry, en la Ley de 28 de marzo de 1882, relativa a la obligación de la enseñanza primaria; donde se establece que la enseñanza será laica por no incluir en su programa de estudios la enseñanza religiosa. En España, no será hasta 1931 cuando se recoja esta idea en la la Constitución de la II República, en su artículo 48:

“ …La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana. Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos...”

Se considera como primer objetivo separar la escuela de la iglesia, asegurando de este modo la libertad de conciencia tanto a los maestros como a los alumnos, para poder diferenciar de este modo las creencias y el conocimiento.

Es importante y necesario, en la enseñanza, diferenciar entre “la instrucción religiosa”, que corresponde a las familias y a la iglesia, practiquen el credo que practiquen, de “la instrucción moral”, de la que debe hacerse cargo la escuela. La moral está muy vinculada, como no puede ser de otra manera, a la formación, ya que es muy importante educar a las personas para poder inculcar valores positivos para la sociedad, en una búsqueda del bien común; perfecciona al ser humano a través del bien y obrando así, que todo el proceso educativo vuelva a revertir en la sociedad para que vaya avanzando y afianzando sus propios valores, haciendo ciudadanos críticos. Mientras que la religiosidad pertenece a cada sujeto, variando de unos a otros, de una sociedad a otra, y deben ser ellos, cada uno de los sujetos en su ámbito privado, los responsables de adoptar el credo que mejor les convenga, sin tener que afectar al proceso educativo que se desarrolla en la escuela.


Ferry nos dice que el maestro, además de enseñar a escribir y a leer a los niños, debe enseñarles las reglas elementales de la vida, que han de ser igual de aceptadas que las reglas de cálculo o las del lenguaje. Los maestros deben comunicar “la sabiduría del género humano” Este hecho le otorga al maestro una gran confianza y lo señala como una figura de referencia para los niños, en los que debe influir de alguna manera, ya que con sus instrucciones se debe modificar su carácter, pero no solo dentro de la escuela sino fuera de ella. Para conseguir esta influencia y modificación del carácter del niño, Ferry, establece la necesidad de los ejercicios prácticos, además de las lecciones.

También nos habla del libro como elemento de enseñanza, este debe ser meramente auxiliar, no instrumento por el que los maestros rijan sus clases, ya que lo importante en la educación no es esta herramienta, sino la propia habilidad del maestro.

Tristemente, estas propuestas educativas que propone Ferry en su carta a los maestros ni si quiera se han conseguido en nuestro sistema educativo actual. Muchos de nuestros maestros y profesores siguen basando sus clases únicamente en el libro, no usan este como apoyo sino como una guía inamovible y que hay que seguirla en todo momento, por lo que sus clases son, en demasiadas ocasiones, meramente instructivas y nada prácticas. Debemos exigir una enseñanza de calidad empezando por aquellos que van a guiarla, el papel del maestro, educador, formador es fundamental en todo proceso educativo, y se hace imprescindible dotarles de herramientas y motivaciones para lograr ese éxito. Hay que “revalorizar su papel” tan maltratado y  denostado en estos últimos tiempos, hay que valorar su trabajo, no solo social sino también económicamente, y para ello se hace fundamental facilitarles una formación adecuada. 

Como ya hemos visto, Ferry tuvo como primer objetivo la separación de la escuela y la iglesia, asegurando así la libertad de conciencia de maestros y alumnos y diferenciando dos ámbitos: por un lado las creencias, que pertenecen a la individualidad de cada sujeto, son personales y pueden ser variables; y por otro lado el ámbito del conocimiento, que es indispensable y común para todos los miembros de una sociedad. Actualmente, y especialmente con la “Ley Wert”, volvemos a tener estos dos ámbitos íntimamente ligados a la escuela, de nuevo los obispos han vuelto a ganar la partida. Los intentos de laicismo en la enseñanza que defendió la II República Española, fueron ahogados con el franquismo, que defendió que el Estado era subsidiario en materia educativa otorgando plenos poderes a la Iglesia, y esa lacra no se ha conseguido eliminar ni con la democracia, ni con las diversas leyes educativas posteriores.

Con esta nueva Ley, la iglesia vuelve a ganar el terreno perdido en anteriores gobiernos, se propone ahora una asignatura alternativa a la de Religión de mayor peso, que se llama Valores Culturales y Sociales en primaria y Valores Éticos en Secundaria,  con las que se pretende ganar “clientela” en favor de la asignatura de religión, una manera de que la asignatura confesional no pierda alumnos, se trata de una excusa para que siga existiendo esa asignatura de Religión.



El laicismo es uno de los principios básicos de toda democracia, vinculado al reconocimiento de la libertad de pensamiento, a la igualdad de los ciudadanos en derechos y deberes y a la no discriminación por razón de sus ideas, defiende la neutralidad ideológica e implica la separación del Estado (que representa a toda la ciudadanía) de las confesiones religiosas.

Es precisamente en la Escuela (como institución pública) donde se ha de realizar escrupulosamente, para poder garantizar la consecuencia de un derecho universal como es la educación, que afecta al conjunto de ciudadanos sin excepción.




jueves, 12 de febrero de 2015

Visitando un museo

Me lo contaron y lo olvidé,
Lo ví y lo entendí,
Lo hice y lo aprendí
(Confucio)

Las visitas programadas a nuestros Museos pretenden hacer del mismo un recurso didáctico eficaz que complemente el trabajo educativo en el aula y contribuya a la formación integran de los alumnos; estas deben ampliar e incentivar el interés de los estudiantes. el objetivo de este tipo de visitas es facilitar la relación entre los estudiantes y el contenido de la exposición, haciéndola más directa.

Para comenzar estas visitas en cualquier museo hay que tener en cuenta que no serán los mismos contenidos a explicar para niños de primaria, secundaria o bachillerato, por lo que  el tipo de visita tampoco debe ser la misma. Debido a ello debemos tener programadas visitas para las diferentes etapas educativas y de acuerdo a sus diferentes currículos, para poder aprovecharlas lo máximo posible y ponerlas en relación con lo visto en el aula.  Otra opción seria, a partir del currículo, trabajar aquellos conocimientos que no vengan recogidos en el mismo y que complementen la formación de los niños.

Estas visitas deben ser amenas y participativas, en ningún caso debe ser una guía o educador que narre  sin más la visita, ya que esto puede ocasionar aburrimiento a los niños y pérdida de atención y no se conseguiría el fin de la visita. Estas deben comenzar dejando observar a los niños lo que se ve en una determinada sala o en un determinado objeto artístico, para partir de su conocimiento básico comenzar a formar la visita y que desde este momento comience a construir un nuevo conocimiento gracias a nuestra ayuda. El recorrido de esta visita siempre se puede modificar según los intereses y curiosidades de los alumnos y la explicación debe realizarse con su colaboración, debiendo, en todo momento, hacerles partícipes,  ayudarles a  descubrir sus propios intereses, sus motivaciones para admirar una pieza y no otra. El educador/formador ha de ser un comunicador entusiasta, con adecuado dominio de los códigos tanto verbal (con un extenso y adecuado vocabulario), como no verbal (gestos, miradas, organización del espacio, etc.) e incluso paraverbal  (tonos armónicos, equilibrados y que demuestren empatía).


Es muy importante el estudio de la interacción y de las relaciones que se establecen entre todos los participantes, prestándose especial atención al diálogo, a la interrogación, a la explicación, la narrativa, etc.,

Además estas visitas de recorrido por el museo se deben complementar con actividades lúdico-recreativas durante la misma, con un claro carácter exploratorio y educativo así como creativo, que estimule y satisfaga la curiosidad y la creatividad, con el fin de hacer más amena, interesante  y participativa la visita.

Después de la realización de la visita y con el fin del acercamiento al objeto, realizaríamos un taller. La finalidad de estos talleres es tener una experiencia práctica y manipuladora, para que los niños experimenten en primera persona aquellos contenidos que hemos trabajado y explicado durante la visita. El niño debe expresar de forma práctica y desde su subjetividad lo que ha conocido a través del análisis durante la visita al Museo. En estos talleres existiría una guía o monitor que daría las pautas básica del taller, pero después serían los propios niños los que tomarían sus propias iniciativas a la hora de realizarlo, y ayudarles así, a descubrir esa obra de Arte que han contemplado, que entiendan al autor y su técnica, que se puedan poner en su lugar, o bien que desarrollen su imaginación, su espontaneidad y creatividad con la información ya facilitada, en definitiva, que sean ellos mismos en un espacio diferente a la escuela. La colaboración y dinamización es fundamental.



A modo de cierre de la actividad, realizaríamos entre todos una recopilación de información de lo visto en la visita y todo lo relacionado con la realización del taller, con el fin de asentar los conocimiento aprendidos y realizar una crítica a esta experiencia, de la cual, sin duda alguna, siempre se va a tener un nuevo aprendizaje que será muy útil para otros visitantes de nuestro museo, como bien sabemos “enseñar es aprender dos veces”.

jueves, 5 de febrero de 2015

Bienvenidos

Para comenzar este blog, empezaré a hablar de mí. De quién soy, soy una historiadora del Arte, a la que desde pequeña le gustaba mucho todo lo relacionado con el Arte. Cuando era niña me gustaba mucho viajar con mis padres y hacer turismo, y mi padre me enseñaba todo lo que él sabía de las diferentes épocas con sus diferentes estilos, me explicaba las características de una iglesia románica y la de una iglesia gótica, entre otras muchas cosas. Creo que gracias a esto me enamoré del Arte y este hecho creció más cuando entré por primera vez a la Catedral de Sevilla, la cual me impresión por su magnificencia y su gran tamaño!!  y por todo ello estudié esa carrera. Además, mientras que otras niñas solían jugar con muñecas, yo jugaba a enseñar ese arte que antes mi padre me había enseñado a mí o a ser guía turística de la última ciudad a la que había viajado (coleccionaba todos los planos de estas ciudades para después jugar con ellos)

Creó que este motivo y el contar quién soy tiene mucho que ver con el máster que estoy estudiando, ya que desde siempre he querido poder enseñar a otras personas como mi padre me enseñó a mí y todo lo que aprendí durante la carrera, por eso la elección de este máster, para poder tener herramientas que me faciliten u orienten en la enseñanza de los museos. Mi gran ilusión, en lo profesional, es poder trabajar en el equipo didáctico de un museo, poder hacer partícipes a los demás de la importancia del Arte, ayudarles para que aprendan a saber mirar una obra, a querer y cuestionar el Arte. 

Me gustaría terminar esta entrada con esta frase:

Observar depende del conocimiento; y el conocimiento, por supuesto, de su universidad. Pero cuando usted es erudito y sabio lo que importa es el uso de sus ojos”. (Ernest Gombrich)