"¿El fin de la clase magistral?" por Luis Garicano
En este artículo de Luis
Garicano, economista de Ciudadanos, se
nos habla de la diferencia entre la educación en un país como Holanda y nuestra
educación, la cual, una vez más vuelve a encontrarse sustancialmente por debajo
de la primera ¿A qué se debe esta diferencia?
Una vez más y en relación con el
artículo anterior, volvemos a situarnos ante la problemática de la educación
española. Ahora, Luis Garciano nos habla sobre la clase magistral, muestra otra
vez del sistema educativo tradicional que encontramos en nuestro país. Este
tradicionalismo en nuestro sistema educativo, viene dado como ya hemos dicho en
anteriores ocasiones, por las muchas reformas educativas que hemos presenciado
y como estas continúan sin adaptarse a las innovaciones que presenta la
sociedad del momento. Estas clases magistrales se basan en clases meramente
teóricas insistiendo en conseguir que los alumnos memoricen largas listas de
datos. Esta forma de trabajo debería abandonarse, tanto en las universidades
como en las escuelas públicas, en favor de otras formas de educación más
innovadoras (muchos profesores, por iniciativa propia, están abordando temas de
innovación en cuanto a métodos educativos para abandonar la tan criticada clase
magistral).
En Holanda, como nos relata Luis
Garciano, se ha creado un nuevo sistema educativo, donde se promueve un aprendizaje por descubrimiento, ya que
los alumnos de último curso de bachillerato crear un proyecto sobre un tema
nunca visto en clase y son ellos los que deben investigar sobre dicho tema.
Debido a esto me surge una
pregunta… ¿Seremos capaces nosotros de llegar a abandonar el sistema de
educativo de clases tradicionales basadas en las clases magistrales? En mi
opinión esto será posible, cuando los políticos de nuestro país dejen de lado sus
diferencias ideológicas, creando una única ley sin modificarse en cada
legislatura y se centren en algo tan básico y necesario como la educación, ya
que de ella dependen las generaciones futuras.
"Transformad esas antiguas aulas; suprimir el estrado y la cátedra del maestro, barrera de hielo que lo aísla y hace imposible toda intimidad con el discípulo; suprimid el banco, la grada, el anfiteatro símbolos perdurables de la uniformidad y del tedio. Romped esas enormes masas de alumnos, por necesidad constreñida a oír pasivamente una lección, o a alternar en un interrogatorio de memoria, cuando no a presenciar desde distancias increíbles ejercicios y manupilaciones de que a penas logran darse cuenta. Sustituid en torno al profesor a todos esos elementos clásicos, por un círculo poco numeroso de escolares activos, que piensa, que hablan, que discuten, que se mueven, que están vivo en suma, y cuya fantasía se ennoblece con la idea de una colaboración con el maestro".
Francisco Giner de los Ríos.

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